martes, 25 de octubre de 2011

Serrat, se maneja bien con todo el mundo i jo també. Quim Pedret





Todo ser humano de santo y de pecador, lleva unas ciertas proporciones incorporadas – en general- pero hay gente que destaca, hay auténticas estrella de la poca vergüenza. Yo me voy a referir a esos que pretenden manejarse bien con todo el mundo, que son amigos de Dios y del Diablo, esos que afirman ser íntimos amigos de la víctima y del asesino. Son los famosos y reconocidos “chupamedias”, también se les llama “lameculos”, “chorizos”, “rastreros, “esquiroles , en fin.. el tiempo, su mal ejemplo y la cultura popular, se encargó de agrandar con una cantidad de sinónimos el vocabulario. No es esta la primera canción que se les dedica, ni lamentablemente va a ser la última, pero si es una de las pocas en que el autor la escribe y canta en primera persona del singular, lo cual no implica que el autor se sienta reflejado por el retrato robot que plantea, sino más bien por una actitud de solidaridad ciudadana, aquello de: “un día por ti, otro día por mi”; “que le vamos hacer si la carne es débil y uno es poca cosa”. Pero eso sí, el autor a sabiendas de que todos que de santos y sin vergüenzas llevamos una partes incorporadas, que esta canción está especialmente dedicada a estos que DESTACAN







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Yo me manejo bien con todo el mundo,
en eso mi padre puede estar tranquilo:
él me ha dejado en vida sus ahorros
y yo corro con los gastos del asilo.
Con mi mujer, cuando nos vemos, nunca
tenemos el más mínimo conflicto:
ella se ocupa de alimentarme los niños
y yo le paso un tanto al mes por los servicios.
No sé a qué viene, portera, que vaya usted por ahí
contando esas groserías de mí,
que al jefe siempre estoy listo a servirlo,
lo que me dice coincide con lo que pienso,
le tapo sus chapuzas, le presto mi piso
y él me recomienda para un ascenso.
A los subordinados sé tratarlos
con mano izquierda, les llamo camaradas,
ellos pregonan que soy muy campechano
y a cambio no me piden nunca nada.
No me cabe en la cabeza lo que llegan a escribir
en las paredes del retrete de mí,
que me llevo bien con las autoridades,
jamás les llamo con nombres soeces,
yo les consiento sus barbaridades
y ellos se cuidan de mis intereses.
En las cuestiones espirituales,
con las sotanas me entiendo de perlas,
yo les financio sus bienes temporales
y ellos tramitan mi salvación eterna.
No sé cómo hay quien se atreve en esta comunidad
a poner en duda mi moralidad.







Quim Pedret

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